Acabándose el Siglo XX tuve la suerte de asistir a una charla en el Instituto de Empresa donde el ponente comenzó la misma, con voz de niño diciendo: “Abuelo, es verdad que cuando eras joven los teléfonos estaban atados a la pared, y sólo servían para hablar”. A más de un comienzo impactante para aquella época donde los móviles sólo tenían sms fue anticipando un motón de adelantos y lamento enormemente no acordarme de su nombre. (Para uno que acierta)
Ayer cenando con mis amigos pensaba en la razón que tenía y la vigencia que tiene aún su predicción. De hecho mucha gente sigue concibiendo el mundo digital frente a la pantalla de un ordenador, que si bien, ya no está atado por un cable lo está a la cobertura wifi del hogar. (Y además algún colega me confesaba que sólo quería el móvil para hablar!!!)
Probablemente la mejor forma de predecir el futuro de manera continuista es mirar como era antes, como es ahora, y multiplicar por diez como será mañana.  Por ejemplo, en el 82 acabándose en mundial de fútbol y estando España ya eliminada, (esto también ha cambiado) mi amigo Gerardo, su vespa y yo nos fuimos a vivir los San Fermines.

Evidentemente ni había móviles ni se los esperaba, (fíjate que ya no pienso en internet sino en el móvil), y por ende ni cámara de fotos, ni red social a cuestas, ni un montón de anexos al smartphone que sólo mirando atrás y con esta perspectiva podemos descubrir. No me cabe duda viendo el encierro todas las mañanas que mis San Fermines de entonces, como las golondrinas de Becquer, esos si no volverán. Por ejemplo:

Al cuarto de hora de llegar a Pamplona le deje la cartera a mi colega, (más responsable que yo) y a la media hora nos perdimos. (Nos encontramos cuatro días después)

Evidentemente hoy le hubiese podido dejar la cartera pero jamás el móvil, y hubiésemos estado perdidos el tiempo de llamarnos y quedar en cualquier lugar.

Mis recuerdos, los tengo totalmente distorsionados, creo que no he pasado más frío en mi vida, sobre todo al despertarme en el parque mirando a la ciudadela, pero aun así son todos intensos y guardo cantidad de imágenes en mi memoria, gente pintoresca (allí vi el primer piel roja, y tenía la piel roja de verdad),  conocí a gente increíble y viví situaciones irrepetibles.

En los San Fermines actuales  tendría un montón de fotos que no podría distorsionar para bien, como hago con mis recuerdos, y probablemente nos serviría a mi amigo Gerardo y a mí para saber lo que realmente hicimos. Hablando del tema tenemos lagunas inmensas.

En el fragor de la fiesta conocí a otra estudiante, era gallega venía con sus colegas de Bilbao, empatizamos intensamente y lamentablemente al acabar los san fermines intercambiamos un par de cartas (no e-mails) y San se acabó. Qué razón tenía en aquella época el Tango: “Dicen que la distancia es el olvido”

En el mundo digital de hoy seguiríamos en contacto, por el móvil, por el WhatsApp, por el Facebook, … nos habríamos olvidado, pero seguro que cuando hubiese ido a Bilbao o ella venido a Madrid, algunas cañas o zuritos habrían caído.

 

Hoy mirando el encierro de los San Fermines he visto al público grabando el encierro con sus móviles, incluso a algún corredor, he supuesto que lo están colgando en youtube, Facebook, etc… y que cuando regresen a sus casas su colegas sabrán más o menos como lo pasaron. Los míos tuvieron que esperar a las fiestas del Carmen en Vallekas a saber cómo nos fue.
Y Hemingway, ¿cómo habría vivido la fiesta en el mundo digital? Una parte del éxito de los San Fermines se le debe a la leyenda de Hemingway, no sé qué pensaría él, pero al menos, después de pasar por Pamplona, donde ya estuvo Hemingway, por la Floridita o la Bodeguita de enmedio en la Habana donde también estuvo él,  e incluso en por mis madriles me queda el consuelo de que al menos estás reflexiones no se las hizo él. (Ya estaba harto de que en estos sitios donde me lo he pasado tan bién él hubiese estado antes, y probablemente pasado mejor, o quizá no, tendría que haber leído su blog)