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La necesidad biológica, psicológica y digital de un yo no implica que el procesamiento de lo real se realice desde un único punto de vista fijo e inmutable. En un yo caben infinidad de mundos posibles. La intuición prepsicológica ha llegado muy lejos en la constatación de este fenómeno:

– "Los años me han hecho ver las cosas de otra manera": Mi mundo infantil, tan distinto al adolescente, tan distinto al adulto.

– "Y entonces saqué mi faceta salvaje…": Mi mundo laboral, familiar, sentimental…

– "Ese día me había levantado con el pié izquierdo" : El mundo desde mi alegría, desde mi tristeza, desde mis ganas de vivir, desde mi abulia.

Cuando me ponga a trabajar en colaboración con mi yo digital le tengo que dar las claves para hacer posible la emergencia de un mundo. Claves biográficas, sociales y emocionales. Un yo digital anclado en el tiempo, maleable socialmente y, como no, con derecho a levantarse con el pié izquierdo.