Se acaba el fin de semana y empiezo a pensar “negativamente” en la semana que comenzará. A ver, entre las reformas laborales, reorgas en el trabajo y crisis generalizada no estamos para tirar cohetes. Además preveo una semana de trabajo intenso donde solo interactuaré con el resto del mundo a través de la pantalla de un ordenador. Así que me he dicho, bueno ya que estoy viendo como introducir emociones a mi yo digital, y viendo  que mi inteligencia racional no me ayuda con el entono hostil, cómo podría aprovecharme con mi  inteligencia emocional en este mundo digital.

Según la definición de la wiki, La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Mal vamos, si de algo nos quejamos en este blog es de las múltiples carencias que existen en el mundo digital para expresar, y por tanto descubrir las emociones. Así pues, si además estamos de acuerdo con  la inseparabilidad entre emoción y razonamiento empezamos con un hándicap de partida. Pero seamos analíticos, desglosemos cuatro ejes de la inteligencia emocional.

  1. Capacidad para percibir las emociones de forma precisa. Bueno, aquí me encuentro muy confortable en la vida real, y mediante la información no verbal, tono de voz, gestos, forma de vestir, … soy capaz de intuir el estado anímico de mi interlocutor. Pero en el mundo digital apenas existe apenas componente no verbal. Como mucho intuyo el cabreo de jefes y clientes antes  fallos y retrasos, y mucho miedo a dejar por escrito algo comprometedor, no sea que cambie la situación y queden retratados en una opinión errónea.
    ¿Y en mi red social? Cualquiera se fía del estado de ánimo que la gente pone en su facebook. He de reconocer que una amiga mía estuvo poniendo mensajes, “en clave” sobre su enfermedad y ni me di cuenta.
  2. Capacidad para encauzar las emociones de suerte que faciliten el pensamiento y el razonamiento. Nada aquí tampoco veo que pueda rascar mucho del el mundo digital, si veo que mis colegas están contentos y por ende más proclives a realizar una labor u otra lo tengo que saber por mecanismos no digitales.
  3. Capacidad para comprender las emociones Aquí la Inteligencia emocional trata de la capacidad para comprender las emociones y sus transiciones, una persona hábil con esta competencia sería capaz de predecir cuándo una irritación desatendida puede desembocar en furia.
    Bueno, en este caso tanto en mi entorno laboral como en mi red social, más me vale que me apoye en informaciones fuera del contexto digital.
  4. Capacidad para controlar las emociones propias y de los demás. Bueno aquí al menos si me apoyo un poco en el ordenador, y he de reconocer que al principio del día o después de comer siempre elijo alguna tarea que me introduzca y me ordene mentalmente en lo que debo hacer. Ordenar los presupuestos en una hoja de calculo, si tengo que tomar alguna decisión económica, apuntar mis ideas en un mapa mental, si tengo que estructurar alguna presentación, …
    Probablemente con una buena presentación, o un buen esquema, también sea capaz de controlar en algo el raciocinio de mis colegas. Aunque no se hasta que punto les habré trasmitido mis emociones.

En definitiva:
Aunque el concepto de inteligencia emocional lanzado al estrellado por Daniel Goleman en 1995 parece que pierde relevancia en los medios, pienso que es una muy buena referencia para nuestra vida digital. Si por algo han tenido éxito las redes sociales ha sido por añadir una capacidad emocional que facilitan las relaciones. Por aprovecharse del EQ (Coeficiente Emocional), de las personas y abrir la red a todos con independencia del IQ (Coeficiente de inteligencia) de las mismas. Así pues intentaré de maximizar estos conceptos y engrandecer la inteligencia emocional de mi Yo Digital.