picasa.JPGEstaba reorganizando mis recuerdos digitales siguiendo las conclusiones y ateniéndome a los conocimientos que habíamos adquirido en el desarrollo del prototipo informático del Yo Digital.

Y mientras lo hacía pensaba que esto mismo lo he realizado muchas veces y conscientemente a lo largo de mi vida. Por ejemplo cuando cambiaba de chica, o más concretamente cuando la chica me cambiaba a mi. Entonces ella y su entorno dejaban de ser recuerdos agradables y reposicionaba a mis amistades.

Por supuesto estos reposicionamientos los hacía de forma consciente y hasta “racional”, sin embargo supongo que inconcientemente lo llevo haciendo con todas mis vivencias aunque no puedo dar fe de ello. Mi instinto de supervivencia se encarga de esa perestroika sin glasnost.

discobolo.jpgOrganizaba mis recuerdos digitales cuando de repente comprobé un error. Aparecía en una foto jugando al frontón con veintipocos, con el torso desnudo y la fotografía mostraba un incipiente michelín. Lo cual es absolutamente falso pues mi memoria histórica no tiene consciencia de esas ligeras imperfecciones hasta épocas muchos más recientes. Yo entonces me recuerdo perfecto. ¿Qué ha fallado? Esto ya no es un problema de posicionamiento de amistades, esto es un error, probablemente una degradación de la fotografía al digitalizarla.

Y es que en el fondo, nosotros con nuestro Yo Digital, agrupando nuestros recuerdos digitales en nuestro PC, o compartiéndolos en la Red, estamos a partir de cierto momento o edad creando la historia que pretendemos nos transcienda. Y la queremos transmitir como fue, es decir, como la recordamos.

Si estamos escribiendo este blog, aparte de por ordenar nuestras ideas y acrecentar nuestra autoestima, es por resaltar esas pequeñas diferencias que existen entre el Yo Biológico y el Yo Digital, y así que todos seamos conscientes del entorno en el que nos movemos.

garciamarquez.jpgProbablemente muchos pensarán que lo anterior es una chorrada, así que reproduciré el comienzo de “Vivir para Contarla” de Gabriel García Márquez:

La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla

Ergo, mientras perfeccionamos los mecanismos instintivos de perestroika digitales, pues como en Casablanca:

Siempre nos quedará el Photoshop.