Edna bajaba por la calle con su bolsa de la compra, cuando pasó a la altura del automóvil. Había algo escrito en la ventanilla lateral:
SE BUSCA UNA MUJER.
Se paró. Era un cartón pegado a la ventanilla, con alguna especie de anuncio.
En su mayor parte estaba escrito a máquina. Edna no podía leerlo desde el lugar de la acera en que se encontraba. Sólo podía ver las letras grandes:
SE BUSCA UNA MUJER.
Era un coche nuevo y de los caros. Edna cruzó la hierba y se acercó a leer la parte mecanografiada:
Hombre de 49 años. Divorciado. Busca una mujer con fines matrimoniales. Que tenga entre 35 y 44 años.
Me gusta la televisión y los films. La buena comida.
Soy contable y tengo el trabajo bien asegurado.
Tengo dinero en el banco. Me gustan las mujeres algo rellenas.
Edna tenía 37 años y estaba algo rellena. Había un número de teléfono. También
había tres fotos del caballero que buscaba una mujer.

Charles Bukowski, South of No North 1973

Tengo que reconocer que cuando leí a Bukowski saliendo de la adolescencia me impresionó, y ahora que gracias a mi e-book he vuelto a releerlo me ha vuelto a impresionar. Hoy por otros motivos, y desde luego tengo que reconocer que fue un adelantado. (Siempre lo pensé) Y si no mirar la introducción. Toca todos los palos de cualquier portal de contactos.  Una descripción breve y concisa, un modo de contacto, en este caso un teléfono fijo, (no había ni móvil, ni internet, ni se los esperaba) e incluso tres fotos.  ¿A cuantos nos suena esto?
Sin embargo para la mayoría Bukowski fue y será un escritor maldito aunque con una mente más abierta hubiese sido un avanzado de algunos apartados de la vida en red. Digamos que él siempre tuvo claro lo único, y que muchos de los escritores de ciencia ficción, más afamados, nunca han atinado tanto como él en estas pocas líneas de “Se busca una mujer” o del  «Loneliness»  original.
¿Qué ha cambiado en estos 38 años? Precisamente la comodidad de comunicar nuestras apetencias a través de la red, y preservando, no siempre lo bien que querríamos, nuestra identidad. Desde luego es más cómodo dejar un anuncio en cualquier portal, meetic, badoo, o cualquier portal de contactos, bajo un apodo, que nuestro teléfono fijo, compartido o no. Y nuestras fotos en el portal en red que en nuestro coche aparcado en la acera. Porque superado esto ya no hay nada transgresor en las líneas de Bukowski, ¿o sí?. Bueno la verdad es que Bukowski siempre será Bukowki  y siempre parecerá un poco sucio aunque el tiempo acabe por darle la razón.
Ahora lo que me impresiona, no es tanto el grito de se “Se busca una mujer” como el medio de publicitarlo. De hecho no podría ser de otra forma en  este blog que se centra en la vida digital, en como gestionamos nuestro Yo Digital, y en como manejamos nuestras identidades digitales.
En fin Bukowski nunca será un clásico, ni siquiera un profeta  de la red, pero hay que reconocer que donde menos se espera salta la liebre, o quizá en este caso, el conejo. Gracias Charles Bukowski!