Mis primeros días en la universidad fueron desconcertantes. Allí nadie compartía nada, y se rezumaba un espíritu de competitividad que no había vivido hasta entonces. A la primera que perdí una clase y pedí los apuntes de la misma me encontré con excusas peregrinas, había clanes que se guardaban sitios entre ellos,  y me sentía un bicho raro entre bichos más raros todavía.
Luego todo fue cambiando poco a poco. Bien es cierto que aun recuerdo compañeros que teniéndolo todo, PC propio, libros oficiales, … jamás compartieron nada y compañeros que ofrecieron todo sin esperar nada a cambio. Luego acabamos la carrera y mantengo contacto con muchos de mis colegas en la vida profesional.
Entretanto y sin esperarlo se fue desarrollando la red. Y curiosamente hemos ido aprendiendo a colaborar sin esperar nada a cambio y sin que nadie nos obligase a cooperar. Compartiendo canciones y películas, (Gran pecado), comentarios en los artículos de los periódicos, en los blogs, aportaciones en la wikipedia,… Es decir compartiendo y creando cultura. Bien es cierto que como todo en la vida, hay quienes sólo recogen y apenas aportan, pero estamos en este camino, y es imparable.


Ahora nos toca la SOPA, según la cual los americanos podrán ser jueces de la red, más de lo que aun lo son.  ¿Defendiendo su poderosa industria de creación de contenidos? También. Pero y ¿los conceptos que hemos ido asimilando en este tiempo? Y  ¿si aplicamos esta problemática a mi Yo Digital? pues resulta que siempre aparece  lo bueno asociado a compartir, y lo exclusivo, el comprar para uso y disfrute de uno mismo, no tanto. Si no comparar las frases comprar/compartir cultura, emociones, información, contenidos, y lo que se os ocurra…
Aun recuerdo de la universidad aquellos profesores que editaban su libro, que sólo era vendido entre los alumnos de su curso, para obtener unas ganancias extras mediante un público cautivo. Yo no siempre pude comprar aquellos libros, y desde luego siempre estuve en contra de este modelo de negocio por principio. De la misma forma que ahora que puedo permitírmelo tampoco estoy de acuerdo con pagar, microcomprar, todo aquello que otros si queremos compartir. Porque aunque yo si pueda ahora, hay muchos más que no pueden, y no debemos excluir de la cultura, del ocio y de la red a nadie simplemente por motivos económicos. Aun sigo pensando que el acceso a toda forma de cultura debiera ser un derecho universal, desde un estudio sobre la teoría de la relatividad hasta una película de Indiana Jones. 
La solución el tiempo nos la dará, pero no será la SOPA ni ninguna ley similar, y al igual que se extinguieron los dinosaurios se extinguirán los profesores que editan su libro, y las mega industrias que quieran tener cautivos y controlados sus contenidos sin que se compartan libremente.
Por cierto, con independencia del poder adquisitivo de quienes compartían o no en la universidad, me parece percibir, y es una intuición, que quienes compartían entonces  son ahora más felices, igual tenían predisposición a ello.
(Bueno la próxima semana seguiré con el contenido normal del blog pero esta semana tocaba SOPA)