Converso con el hombre que siempre va conmigo” Eso escribía Machado y cantaba Serrat. Pero ahora ya no. Ahora, si tenemos tiempo, miramos el móvil. Todos, sucumbimos a la seducción e inmediatez del smartphone, y todos tenemos uno. Sólo basta con observar a la gente en el autobús, en una cafetería, e incluso paseando.

Yo también. A las que tengo un micromomento, saco mi móvil y leo la prensa, cotilleo por WhatsApp, … o si tengo que esperar bastante tiempo, por ejemplo, si voy tengo cita con el médico, hacienda o en cualquier situación de espera indefinida me llevo mi e-book. El caso es no hablar conmigo, ¿es qué ya no me aguanto?

Los motivos por los que cada vez usamos más el móvil están muy estudiados, por ejemplo, del informe de la sociedad de la información Telefónica

 

Sin embargo, yo el otro día pensaba, (en un raro momento de los que hablo conmigo), qué hacía antes en estos micromomentos. Cómo podía sobrellevarlos. Qué hacía la gente cuando no tenía móvil, en que pensaba, cómo éramos.

Hoy en día, se habla como novedoso, aunque cada vez menos pues lo tenemos asumido de conceptos como “micromomentos”, “tiempo encontrado”, “efecto ya”, “ubiquidad” … el que más me gusta es el de tiempo encontrado. Es verdad, cuando sospecho que voy a esperar tres minutos para que me sirvan un café saco el móvil, y si me sirven el café saco el móvil también, y me deprimo leyendo la situación política, o me regodeo con los deportes, ya sea la Champions o que el Rayo ha subido a primera. Donde he puesto tres minutos puedes poner 30 segundos. Y bajando.

Pero qué hacía antes en esos momentos. ¿Nada?, ¿miraba a la gente? ¿Ordenaba lo próximo que tenía que hacer? ¿Soñaba? ¿Preparaba como iba contar algo a mi chica, mi jefe, mis colegas?, ¿Hablaba conmigo?, no eso no, para eso necesitaba un tiempo más largo, un paseo una tumbada en un parque …, soy un poco pesado conmigo mismo. Quizá a lo mejor Machado si era capaz de usar esos micromomentos para hablar consigo mismo, estaría más entrenado. ¿Yo tampoco tengo tanto que decirme? En fin, mi pregunta es en qué pensábamos cuando no pensábamos. A lo mejor asimilaba cosas. Porque ahora cuando no pensamos leemos, jugamos casual games, y aunque seguimos sin pensar, no se que es mejor, si descansar un poquito y asimilar, o seguir llenando de estímulos el cerebro. Los nativos digitales lo tienen claro, yo voy a buscar un punto intermedio.

Fdo: elgatofelino