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En el siguiente párrafo de la novela La elegancia del erizo se hace un planteamiento filosófico-literario estrechamente relacionado con el núcleo del diseño del Yo Digital:

"Si pongo música por la mañana tampoco es que la razón sea muy original: lo hago porque determina el tono del día. Es muy sencillo y, a la vez, muy complicado de explicar: creo que podemos elegir nuestros estados de ánimo porque poseemos una consciencia con varios estratos y tenemos la manera de acceder a ellos. Por ejemplo. para escribir una idea profunda, tengo que ponerme a mí misma en un estrato muy especial, si no, no me vienen las ideas y las palabras a la cabeza. Tengo que olvidarme de mi misma y a la vez estar super-concentrada. Pero no es cuestión de voluntad, es un mecanismo que se puede accionar o no, como rascarse la nariz o hacer una voltereta para atrás" (La elegancia del erizo. Muriel Barbery. Pp. 170).

 

 

Si nuestra mente puede accionar un mecanismo que escoge el estado mental más adecuado sin que la conciencia pueda controlar el proceso, EL YO DIGITAL ES BÁSICAMENTE UN APARATO QUE PERMITE AL USUARIO CONTROLAR LA SELECCIÓN, LA CREACIÓN E, INCLUSO, EL MANEJO SIMULTÁNEO DE ESTADOS DIGITALES (no sólo emocionales, sin también autobiográficos, sociales y todas las posibles combinaciones entre ambos). Consideramos esta dinámica, de un alto nivel de usabilidad, como la clave para poder aproximar el procesamiento de la información digital al procesamiento del sistema cognitivo humano.