Al principio siempre imagine a mi Yo Digital inmóvil. Quizás porque lo pensaba sentado delante de una pantalla. Entonces no había internet móvil, ni Smartphone, ni tablets,  … Pero intuía la posibilidad de expandirme por la red, incluso de desarrollar distintas personalidades sin moverme del sitio. Era el Yo Digital de Parménides. (el ente es inmutable, único, eterno e indivisible, y la pluralidad y el movimiento son irracionales e ininteligibles, pura apariencia). Decía Parménides. Esto fue Ayer.

Sin embargo en nuestro tiempo siempre gana Heráclito, y ahora el Yo Digital es móvil, porque se accede en movimiento, desde el smartphone, o la tableta,  (Todo fluye, todo cambia, nada permanece. “No podemos bañarnos dos veces en el mismo río”, Ni el río ni nosotros seríamos los mismos. El devenir es el Principio de Todas las Cosas). Decía Heráclito. Esto es hoy.

¿Y mañana?, probablemente mañana sea nuestro entorno digital el que nos mueva. Ahí están por ejemplo los experimentos y estudios del Instituto Max Planck de Biocibernética en Tübingen.  Estudian como el cerebro combina varios canales sensoriales (unos digitales, y otros reales) para crear una explicación fiable de nuestro entorno. La aplicación más inmediata la realidad virtual. Por ejemplo para simuladores de vuelo combinan pequeños movimientos del asiento con la visión digital de la línea del horizonte y desplazamientos en pantalla de barras hacía atrás.

No sé cuál es mi autentico Yo. De hecho ningún filósofo o psicólogo ha sabido definirlo más allá de unas más o menos acertadas frases de marketing que rodeaban la cuestión. (Pienso luego existo, por ejemplo). Pero lo cierto es que creo que hoy en el siglo XXI mi Yo se compone de mi parte biológica (la tradicional de toda la vida: Espiritual, Racional, …) más la suma de sus componentes digitales.

Algo parecido a los números complejos. Esto me ayuda a modelar mi Yo. Puede parecer una fórmula simple y alejada de la realidad, pero no, además podría decir que la proyección sobre el eje Real de las componentes digital se plasma en las emociones.

Por ejemplo mi amigo Jacobo, (nombre no real) se comporta con cada amiga, novieta u amante, a saber, según el perfil digital que compartió con ella. Cada una tiene sus ID disjuntos. Teléfono de móvil distinto, perfil de Facebook diferente, etc… Cuando está delante de su PC en casa, puede adoptar cualquier Yo Digital, pero cuando sale de casa a una cita, toma la identidad del móvil que lleva. (Es lo que tienen las redes de contactos). ¿Podría decirse que mientras más móvil se mantenga el Yo digital, más sensible a las emociones, y más apegado al Yo Real? ¿Es por ello que los jóvenes, adolescentes, tengan menos perfiles en la red? En fin, me gustaría debatir del tema. ¿Alguna sugerencia?