Se acabó el verano, bueno probablemente hace una semana, y comenzará en breve el otoño, siempre más digital que el verano.

Lamentablemente, y para mi bien, veo que en estas vacaciones me he permitido el gran lujo de perder el tiempo, el tiempo digital también. Relajé mis costumbres analógicas, el deporte, la comida, los horarios y las madrugadas. Y mis costumbres digitales también, el blog, mi atención a las redes sociales, y sobre todo a esa lacra incluso anterior a la beta de la web 1.0 que es el e-mail.

Ahora toca volver a recuperar los automatismos vitales un par de semanas más de desconexión y sería irrecuperable, analógica y digitalmente.  Y ¿qué ha pasado esté verano?. La  bolsa se hundió un par de veces, en España se aprobó un cambio constitucional con agosticidad  y yo mientras viendo atardecer en el cabo de trafalgar. Y los agentes digitales seguían trabajando insensibles a esta dolencia estival. Google compra Motorola, (El enemigo ahora es Apple, no el vetusto Microsoft) y ¿Apple? Se retira Steve Jobs!!! Quién me va a presentar ahora la nueva Apple i TV o la nueva obviedad que todos estábamos esperando para mover el cotarro. Porque desde luego si Apple ganó la cotización bursátil que tiene fue gracias a poder prescribir que debía fabricar el resto de la industria, más barato y a coste de una estética que no era Apple. Aunque soy pro Android, no veo un líder en Google capaz de revolucionar los instrumentos que nos hagan evolucionar digitalmente.

Y mientras tanto sigo recuperando esas costumbres perdidas, los horarios, el deporte y cómo no mis distintas relaciones con el yo digital virtual,  los colegas, los amigos, (qué no es lo mismo y así los distingo en el google plus), y en el entorno laboral ese maldito mail, (qué anticuado está esto todavía!) y a recuperarme en las redes sociales y cómo no este blog.

Y en este pesimismo vital que me produce abandonar esta vida relajada me planteo la duda: No era la revolución digital la que nos haría aprovechar mejor nuestras capacidades cognitivas. Por  la terrible sospecha de que: es el entorno digital es el que nos circunscribe a nuestra realidad cognitiva, los medios económicos los que nos limitan el acceso al mundo digital, y sobre todo nuestras ganas de seguir en la brecha la que nos hacen quedarnos en postura de confort.

En fin ya llegará el otoño y me seguiré poniendo a punto, y echando alguna que otra quiniela por si cuela y me puedo echar a perder.