La confianza mueve el mundo. Bueno, es una exageración, pero desde luego ayuda. Y desde luego en el mundo digital sí que es una de las fuerzas que lo hace evolucionar. Se habla de reputación digital, de recomendaciones, …, pero en el fondo en siempre está como telón de fondo la confianza. ¿Por qué llegamos a confiar más en un blog especializado en fotografía que en una carísima campaña de marketing?


Desde luego en la vida real, en general, estamos acostumbrados a convivir en ciudades, en multitud de ambientes y barrios, y desconociendo a la mayoría de nuestros interlocutores. En la vida digital ni te cuento.  Buscando una explicación emocional de cómo funcionan los mecanismos de confianza me interesó un artículo de Paul J. Zak, sobre la neurobiología de la confianza, y la importancia que tiene la oxitocina en nuestros mecanismos biológicos relacionados con los procesos de confianza.
Paul J. Zak junto con  Stephen Kanck estaban intentando allá por 1998 averiguar porque variaba tanto la confianza interpersonal de un país a otro y descubrieron que el nivel de  confianza es un indicador que está muy correlado con el índice de riqueza del país. Curioso. Pero al parecer en países con bajo nivel de confianza los ciudadanos no emprenden inversiones a largo plazo, de las que crean riqueza. Ahora que estamos en crisis todos estos conceptos nos suenan más.
Mediante experimentos con animales descubrieron que la oxitocina en mamíferos estaba muy relacionada con los factores de confianza. Para los humanos idearon un experimento que resumido brevemente consistía en dividir a los individuos por parejas y sin conocerse, el individuo A pudiese dar dinero a individuo B. Lo que le daba se le multiplicaba por tres, y entonces el  individuo B, podía devolver al individuo A la cantidad que quisiese, sin obligación ninguna de hacerlo. Inmediatamente después se analizaban los volúmenes de oxitocina en sangre.
Se comprobó que el hecho de recibir dinero y confianza en los sujetos B generaba una sensación placentera por la confianza recibida, aumentaban sus niveles de oxitocina y con ella se reforzaban los sentimientos positivos siendo proclives a devolver más dinero a los individuos A.
No nos suena esto con cada vez que recibimos una mención en una red social, y de cómo luego recíprocamente respondemos a nuestro interlocutor A.
El experimento va más allá y estimulando a los individuos del experimento con oxitocina o placebo, se incrementaban los resultados positivos de confianza.
Hasta ahora para mi la oxitocina era simplemente un suero para ayudar a las contracciones de las parturientas, pero ahora me hace reflexionar sobre lo bueno que es vivir confiado y sobre todo de la necesidad de tener confianza; en el futuro, en tu pareja, en tu trabajo, en tus capacidades … Igual  como especie somos lo que somos porque confiamos en otros para bien, los jefes los llaman delegar, y para mal, algunos regidores lo llaman piratear en el p2p. Creo, confío, que este mundo digital nos hace más comunicativos y cooperantes, o al menos demuestra que aún tenemos mucha capacidad para confiar y mucha oxitocina que generar. (Claro, que hasta ciertos límites)