Hola, es el último domingo de mayo, aún sigue San Isidro en las ventas, voy en bici por la feria del libro en el Retiro, y por supuesto acaba de llover. Feria del libro + San isidro = lluvia. Nunca falla.
La feria del libro es fantástica. Siempre me hace reflexionar, y últimamente cuestionarme si tiene sentido el libro en sí en nuestros días. El libro como sucesión temporal de frases y páginas que nos trasmiten todo, nos cuentan historias, ideas, sentimientos… Pero el mundo real en el que vivo, afortunada o desafortunadamente ya no es así. Casi nada es secuencial, trabajo a golpe de interrupción, casi siempre del móvil, y cuando intento resolver el problema entro en la pantalla del ordenador y a partir de ahí voy dando salto por hiperenlaces buscando información, relacionándola de múltiples fuentes, periódicos, blogs … y si al final tengo que hacer un informe que explique la solución está lleno de enlaces a los originales.
Concluyo que para el trabajo del día a día los libros no son la solución. Al menos en su formato analógico de papel. Y esa es otra cuestión. La novela como la vida misma ha de leerse desde el principio hasta el fin, si queremos disfrutarla. No vale ir a la última página para saber quién era el asesino. Aun así, el formato en papel es discutible. Tengo un e-reader de tinta electrónica y me ha sorprendido lo fácil, manejable, ligero y cómodo que es leer una novela en él. Con el agravante de que llego infinidad de novelas en dispositivo y es probablemente la única forma de leer en el metro en hora punta. Entonces, ¿el formato de papel se quedará sólo como un capricho para los románticos? ¿Debemos rendirnos? renunciar al libro de papel y abandonarnos a los formatos digitales.
En otros campos ya nos hemos rendido, y no ha pasado nada, por ejemplo la música, toda ella es ya digital. Quizá aquí somos más pragmáticos, nos importa más el contenido que el continente, y la mejor forma de compartir el contenido es en formato digital, más que le pese a la industria discográfica. Pero qué triste sería una feria del libro, sin sus estanterías llenas de libros, y sin los autores firmándolos. ¿Cómo se puede firmar y dedicar un libro electrónico?
¡Al loro! que hoy ya nadie sale a la calle sin su móvil, y mañana nadie lo hará sin su Smartphone, y todo lo que sea útil debe caber en un Smartphone, el GPS, la música, las redes sociales, incluso el teléfono. Si aún no tienes un Smartphone con tarifa plana de datos no te preocupes el futuro es imparable. Hace unos años nadie predecía que habría más móviles que personas.
La concentración de dispositivos puede que haga que todo quepa en el Smartphone, y ¿que todo sea gratis? ¿Por qué no? Quién compra ya música, quién usa un TomTom si tiene un navegador con GPS en su móvil, para que cargar continuamente con una cámara fotográfica si para la mayoría de las ocasiones nos basta con la del móvil. Muchos puristas no estarán de acuerdo. Aún.
Dicho esto seguí paseando en bici y me topé en el mismo Retiro con un cuarteto de cuerda, cuánto entrenamiento para tocar así, y que privilegio oírlos tocar en directo. Desde luego al final las emociones se transmiten mejor en el mundo analógico (irreal) que en el digital cotidiano de todos los días. Y en música también.
¿Hasta cuándo?
Quizás Jose, solo quizas, el quid esté en los olores.
Bueno, por ahora los olores sólo se tienen en cuenta en los anuncios de perfúmenes de navidad. Pero todo llegará.
Tú crees que algún día los «yoes digitalesl» podremos oler?!
Muchos puristas no estarán de acuerdo. Aún.
Y en música también.
¿Hasta cuándo?