ARS  MEMORIAE:    

     -Memoria y Poder,8845916677_imm1.jpg

     -Los Palacios de la Memoria,

     -Memoria  DIGITAL

         e  Hipermnesia.

«… …En el decente rancho, la madre de Funes me recibió. Me dijo que Ireneo estaba en la pieza del fondo y que no me extrañara encontrarla a oscuras, porque Ireneo sabía pasarse las horas muertas sin encender la vela… …

 

… …Ireneo empezó por enumerar, en latín y español, los casos de memoria prodigiosa registrados por la Naturalis Historia: Ciro, rey de los persas, que sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; Mitríades Eupator, que administraba la justicia en los 22 idiomas de su imperio; Simónides, inventor de la mnemotecnia; Metrodoro, que profesaba el arte de repetir con fidelidad lo escuchado una sola vez… …

 

… …Sabía las formas de la nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podía reconstruir todos los sueños y todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero. Me dijo: Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo. Y también: Mis sueños son como la vigilia de ustedes. Y también, hacia el alba: Mi memoria señor es como vaciadero de basuras. … …
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… …Esas cosas me dijo; ni entonces ni después las he puesto en duda. En aquél tiempo no había cinematógrafos ni fonógrafos; es, sin embargo, inverosimil y hasta increible que nadie hiciera un experimento con Funes. … …»
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MEMORIA  Y  PODER.
En mi niñez me asombraban las historias sobre hombres de memoria prodigiosa. Los relatos, junto a los testimonios y exhibiciones propias de la cultura televisiva, me hacían dudar de si éstos se correspondían con capítulos de la ciencia o de la magia y el ilusionismo.
       Posteriormente, me surgió un igual asombro al ir conociendo que  los  límites  entre  mnemotecnia, magia  y ciencia  no  eran  nítidos, sino difusos,  incluso para las disciplinas y personas llamadas eruditas.
        La ciencia solo había afrontado esa diferenciación desde los años 60 del siglo pasado, pero las sociedades secretas, la masonería y el hermetismo habían continuado el cultivo de la mnemotecnia, como un saber oculto, hasta una fecha igualmente indefinida, entre el final del s.XVIII  y la mitad del s.XIX;  dependiendo de la diferente permeabilidad hacia la democracia parlamentaria que aparecía en las distintas sociedades occidentales.  De ellas,  las naciones más retrasadas como fuera España, retrasaron todavía otro siglo y medio esos procesos históricos.
         En esa dirección, otras reflexiones, que creo relacionadas, me acompañaban: ¿por qué los  Estados  de in-formación napoleónica conservan todavía sistemas de oposición para acceder a la función pública, por qué tanto contraste con la transparencia y flexibilidad de los paises de in-formación anglosajona?. Todavía me resultaba menos explicable el hecho de que tales procesos de acceso a puestos públicos subsistiera en las universidades…
         La respuesta la hallé también reconociendo, en la mnemotecnia,  la llave de acceso al poder que se habían reservado quienes lo obstentaban, participando de sociedades secretas, aun cuando su objetivo final fuera, entonces -que no hoy-, modificar el poder para un crecimiento democrático, humano, intelectual y material de la sociedad.
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LOS PALACIOS  DE  LA  MEMORIA.
La Psicología experimental pudo esperar hasta las décadas de los 60 y 70 del s.XX, para comprobar y documentar -aceptándolo- un hecho, de antiguo, conocido: la íntima unión entre memoria e imaginación. Esto ocurrió gracias, entre otros, al psicólogo canadiense Allan Paivio.
         Pero los psicólogos científicos que describieron como la imaginación puede potenciar y aumentar, geométrica y exponencialmente, la capacidad mnemónica del ser humano (culto, educado, alfabetizado y entrenado) fueron los últimos en la historia en atesorar ese saber.  El poder de las imágenes mentales era descrito, ya, en la antigüedad grecorromana como  imagine agentes.
          En esta breve exposición, de justicia, será también, mencionar el espacio, tiempo y polémica que los psicólogos estructuralistas de la escuela de Würzburgo; herederos de los empeños fundacionales de la psicología experimental decimonónica,  dedicaron a este tópico, y a otros relacionados, en el último cuarto del XIX.
        Así, la Psicología experimental pudo esperar casi un siglo desde su aparición hasta afrontar esta temática. Pero el  Arte de la Memoria  es un viejo saber, que en nuestra tradición de pensamiento occidental hacemos remontar hasta hacerlo coincidir con el surgimiento de la filosofí­a, aun así, podemos retrotraer la aparición de esta técnica hacia Egipto y la tradición hermética con probables influencias babilónicas.
        En nuestra tradición, el arte de la memoria fue creado por Simónides de Ceos; poeta s.VI a.C. Formando desde entonces parte de la formación de los hombre libres y cultos del mundo griego y romano. Como nos muestra Frances A. Yates en su libro: El arte de la 8478448764.jpgmemoria (Taurus: 1974, Siruela: 2005) la filosofí­a manejaba los conceptos, y la mnemotecnia utilizaba las imágenes mentales  -y las emociones que evocaban-  para potenciar la memoria, facilitar la inteligencia y el desarrollo de la personalidad.
        La Escolást¡ca resguardó este saber como parte de la virtud de la prudencia, pero fue  en el renacimiento cuando re-aparece con brío como un capítulo de la magia. En el Renacimiento con el hermetismo, el neoplatonismo y el lulismo será reelaborado y desarrollado, como muestra Yates,  en el arte de Ramón Llull, el Teatro de la Memoria de Giulio Camillo, los sistemas de Giordano Bruno y las relaciones de la mnemónica con las otras artes; con las bellas: con la pintura y con la arquitectura.
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        Si bien en la edad media la mnemotecnia formaba 8434487039.jpgparte de la retórica y de su enseñanza, en el renacimiento desembocó, de nuevo, un viejo brío ocultista de la tradición hermética. De aquello, la obra, vida  y figura de Giordano Bruno  -torturado y asesinado por las autoridades eclesiásticas católicas-  representa el mejor exponente  (cfr. F.A. Yates:  Giordano Bruno y la Tradición Hermética).
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 En el renacimiento  -por no mucho tiempo-  hasta la llamada revolución científica de nuestra tradición gnoseológica occidental,  coincidirán la mnemotecnia y la ciencia, ambas con una tercera que las englobaba:  LA  MAGIA.
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         La idea base contenida en todos estos sistemas mnemónicos es más o menos semejante: asociar conceptos e ideas, que necesitan ser recordados, con localizaciones espaciales.  Cada recuerdo se asociará con una habitación o espacio de un edificio o edificios singulares:  los  Palacios de la Memoria.
         Este  viejo, y nuevo,  Arte de la Memoria se concibió, percibió y usó siempre como techné  -técnica; arte-  que asistía y distingía a las personas libres, cultivadas y afortunadas  para quedar luego relegado a números del gran circo y el ilusionismo.
         Desde su origen, este arte, que se le atribuye al poeta Simónides, VI-V a.C,  se mostró como un artefacto, una techné, frente a la capacidad natural de la memoria; parte de la physis.
         Simónides  de  Ceos,  cuenta nuestra tradición, descubrió la mnemotecnia casualmente, por accidente.  En voz de Cicerón, s.I a.C., conocemos como ocurrió  (cfr. Yates, 1974):   En  Tesalia  el noble  Scopas daba un banquete. Simónides había sido requerido para ofrecer un poema en honor del anfitrión.  En su canto, el poeta, alabó también a los gemelos dioses  Castor  y  Polux.   El noble Scopas replicó que solo le pagaría la mitad del poema pues la otra mitad ya se la pagarían los dioses.  Después de esto Simónides recibió aviso de que saliera a  atender a unos jovenes que le llamaban afuera.  Salió y no encontró a nadie,  pero entonces la estructura de la casa venció y se desplomó el tejado sobre los asistentes al banquete que permanecían dentro,  aplastándolos y pereciendo,  quedando destrozados sus cuerpos.  De esta forma,  el  fatum,  o los dioses pagaron  a Simónides su parte del poema y su canto, permitiéndole permancer con vida.
       Los cuerpos de los asistentes quedaron tan deshechos que no podían ser identificados por los familiares y amigos que acudieron tras la tragedia.  Pero  Simónides  podía recordar donde estaban situados cada uno de los asistentes al banquete antes de que, él, se ausentara.  Recordaba la situación espacial en el edificio y con respecto a la mesa en que se hallaban sentados.  Por esto, pudo mostrar a los familiares quienes eran, y donde estaban,  sus muertos.
        El tradicional relato de Cicerón prosigue mencionando el invento de la mnemotecnia:   Simónides cayó en la cuenta de que su recuerdo del orden espacial, de los lugares, de los concurrentes a la mesa  era la clave que le había permitido su identificación.  Entonces pudo concluir que para garantizar un buen recuerdo resultaba de la máxima importancia disponer de un orden;  y  que las relaciones espaciales, de lugar, eran una de las mejores y potenciales fuentes de ese orden necesario para una memoria eficaz.
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MEMORIA  DIGITAL  E  HIPERMNESIA.
En  voz de Cicerón, también, la  mnemotecnia queda descrita como artificial, distinguiéndose de la memoria natural, capacidad, y espontánea.   Se da otra condición, de la memoria y la cognición, propia del recuerdo natural y espontáneo:  la  hipermnesia.
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         La hipermnesia supone un estado alterado de conciencia en el que la percepción y el recuerdo se hallan exarcebados, plenos de detalles sensoriales y  eidéticos.  En la cultura pop y televisiva se la ha referido, en ocasiones, como memoria fotográfica. Esta exarcerbación de la memoria asociativa, en ocasiones,  se halla unida  a obsesiones  y/o delirios.   El relato de  J.L.Borges : Funes el Memorioso,  presenta, entre otros aspectos, una visión de la condición de la hipermnesia.  Aunque para el autor es un medio de expresión de sus constantes existenciales: el laberinto, el infinito, la cábala y un cierto panteísmo implícito, entre otras.  Además,  los biógrafos de Borges, habitualmente han visto en ese, y en otros, relatos cierto auto-exorcismo  y autorretrato:  Funes comparte con Borges, además de su aficción a estudiar enciclopedias,  el haberse visto  ALTERado  mentalmente tras un accidente que implicaba un fuerte golpe y daño físico, dejándole en la proximidad de la muerte.  Tras el accidente en sus biografías:   Funes lo recordaba todo,  igual que Borges había empezado  a  narrar, magistral  e imaginativamente, en la convalecencia de su accidente.
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– ¿ Cuál  es  el  siginificado  y  la  valoración  funcional  y  adaptativa  que tendrá  la  gestión  DIGITAL  de  nuestros  recuerdos  y  memorias ?
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         La condición de  Funes, no le es grata. Le llega a atormentar hasta el punto de querer vivir en la oscuridad para reducir su percepción y reducir lo que pueda recordar.  Funes  ha olvidado olvidar,  y sus recuerdos innumerables y de sumo detalle, le impiden incluso pensar adecuadamente.  Borges nos dice expresamente que no se puede pensar desde el detalle;  se necesita poder abstraer y anular diferencias.
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– ¿ ACEPTAREMOS  EL  YO DIGITAL,  Y  SU  MEMORIA,  O  PREFERIREMOS  VIVIR  EN  LA OSCURIDAD  COMO  FUNES,   ANTES   QUE  OLVIDARNOS   DE  OLVIDAR ?
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– ¿ LLEGAREMOS   A  DAR  EN  ALGÚN  MOMENTO  LA  RESPUESTA  QUE  FUNES  LE  DIO  A  BORGES :    MI  MEMORIA,  SEÑOR,  ES  COMO  VACIADERO  DE  BASURAS ?
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        La gestión digital de nuestra memoria, como es el caso del Yo Digital supone un puente entre la memoria natural y la memoria entrenada con técnica.  Pero   ¿ NOS  SERÁ  GRATA ?   ¿Querremos  recordarlo todo y con todo detalle?   ¿Aceptaremos los recuerdos digitales que nosotros ya no reconocemos como nuestros?.