– ¿Qué tal la peli?

– Maravillosa, ¡lo que lloramos!

No hay más que echar una ojeada a la cartelera para constatar que las películas en las que se sufre mucho son las que más éxito tienen. ¿Por qué nos parece maravillosa una pelicula que nos ha hecho llorar?. Porque en el cine las emociones no se experimentan de la misma forma que en la vida. La ficción puede producir un efecto de inversión en el marcaje emocional. Acontecimientos intensamente desagradables son marcados positivamente por el sujeto.

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BABEL

EEUU, 2006,Dir. A.G. Iñárritu

DRAMA: En Marruecos, un juego infantil provoca una cadena de dramáticos acontecimientos que conectan las vidas de una pareja norteamericana, dos chicos marroquíes, una niñera mexicana y una adolescente japonesa. Un cañonazo de cine mexicano: la traumática experiencia de una mujer occidental herida esperando atención médica en una desolada aldea marroquí, la desesperación de una mujer mexicana perdida en el desierto con los niños a los que cuida y la dureza del mundo que sobrepasa a una adolescente sordomuda.

IDEAL YELMO CINEPLEX (v.o.)

 

 

¿Qué requisitos subyacen a este efecto de inversión emocional?

Un espacio libre de exigencias adaptativas en el que experiencias ficticias representen experiencias reales sin acarrear sus consecuencias.

– Unos sujetos que sientan curiosidad, fascinación e incluso adicción por las emociones.

¿Es posible que se produzca el efecto de inversión emocional en otros entornos?

En la red tiene cabida un espacio de ficción que puede llegar a convertirse en un laboratorio de emociones simbólicas. El anonimato preserva del contacto con el mundo real. De espectadores a actores de tantas películas como se quieran inventar y compartir. ¿Cuánto más desagradables e intensas mejor?.