¿Lo importante está en la red?
Es sorprendente la facilidad con la que puedes salir de una posición de confort y estabilidad. Está semana sin ir más lejos he visto de reojo el abismo. Mi mujer decidió cambiar de compañía móvil y por ende de terminal. Que peligro, que inmensa cantidad de modelos y prestaciones, cuantos grados de libertad y que incomodidad tiene esa diversidad de elección. ¡Ojo! aquí como en el fútbol están los fans, del Atletic, Madrid o Barça se nace, tengo colegas que no se cuestionan el iPhone4, y mi hijo en su momento sólo dudó que modelo de BlackBerry quería. Definitivamente veo similitud entre los fans de cada marca tecnológica, y en las religiones en la edad media, la no necesidad de plantearse la verdad absoluta ayuda a generar pax social.
Lamentablemente no ha sido este el caso de la elección de este móvil. La tremenda practicidad de mi mujer la conducía inexorablemente a elegir el mejor móvil dentro de sus necesidades y unas condiciones de contorno monetarias indiscutibles. Mi mejor decisión, no involucrarme emocionalmente en el proceso de compra. ¿Cobarde? Si claro, pero que mejor decisión que no involúcrate emocionalmente con tu pareja en un proceso de comprar semi compulsivo, semi analítico y pseudo racional.
Esta genial decisión me ha permitido ver los toros desde la barrera, (más cobarde aún) y recordar muchos de los principios teóricos en los que creo. Me ha ayudado mucho volver a releer el artículo de Nicholas G. Carr . It Doesn’t matter.(de 2003 una eternidad) En el que postula que las inversiones en IT cada vez serán menos importantes para el éxito de tu negocio y pasarán a ser una comodity. Realmente con los móviles pienso que es así, la mayor ventaja competitiva del modelo de móvil más fashion del momento puede consistir en poder mostrarlo en reuniones de ejecutivos, o sobre la barra de un pub como elemento de distinción. Las joyas son más caras, los diamantes son para siempre, los móviles también lucen y las condiciones de permanencia ya no atan tanto.
Mientras miraba de reojo el proceso de elección del móvil veía como se iban estructurando los distintos ejes, el eje económico, curiosamente era el único donde tenía importancia la elección del tipo de tarifa que iba a aplicar la compañía, (para lo que están quedando las telco), el eje del prestigio, antes con un coche se compraba prestigio, ahora con el móvil.(En esos momentos salté al ruedo y sugerí lo del iPhone, pero las cornadas pertinentes me devolvieron a mi privilegiada posición de observador). Cómo no podía estarme quieto salte al ruedo con el eje del uso, postule, «lo importante está en la red«, y así convinimos la necesidad no tanto de hablar por el móvil, como la de estar interconectados mediante la red. (Una curiosidad, nunca se tuvo en cuenta el eje de las prestaciones, que si tantos megas de pixeles, que si tanta capacidad para oir música, que si GPS, (todos los tenían), que si Android, Symbian etc…) Además es cierto lo importante cada vez está más en la red, y la tarea laboriosa e importante es tener una vida digital interesante. Pero esa ya es otra historia.
¿Qué cuál fue el modelo elegido? No lo diré pero como venganza de mi pasotismo en el proceso de comprar y para ilustrar SU triunfo en la elección os diré que el dispositivo es de color rosa. Eso sí que es marcar territorio, como para llevármelo a una reunión del curro y ponerlo encima de la mesa.
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