Se habla de la conciliación de la vida laboral y personal, y se considera algo muy bueno, pero que hay de la conciliación de mi yo digital laboral con mi yo digital íntimo. A qué me refiero. Pues a las facilidades/dificultades que todos tenemos para conmutar a mis distintos Yoes digitales.

En la intimidad de casa no tenemos ningún problema para acceder a la red con nuestros Yoes Laborales. Prácticamente todas las empresas permiten el acceso a las intranet corporativas para que, una vez salvados los requisitos de seguridad, nos sintamos como en el trabajo. (Incluso según veremos mucho mejor)
Pero y en la oficina, ¿qué facilidades tenemos para acceder con nuestros Yoes Digitales íntimos?
Pues ya no es lo mismo. Algunas empresas filtran aquellas direcciones de portales con contenido pornográfico y apuestas, … (bueno), otras impiden el acceso a determinadas redes sociales, Facebook, MSN, …  E incluso, las hay que no permiten el acceso a servidores de correo web como el gmail para evitar fugas de información.
Pero si tenemos la suerte de no estar en ninguno de esos casos, probablemente lo que más coarte nuestro Yo Digital íntimo en la empresa sea el estilo de oficina en sí,  dado que últimamente lo que más se lleva es el estilo de espacios abiertos, donde la intimidad de la pantalla del trabajador es limitada. Pero curiosamente incluso para el trabajo, para el Yo Digital Laboral, estos entornos disminuyen la productividad del trabajador.
Estudios de Alexander Haslam  y Craig Knight en la Journal of Experimental Psycology desvelan que:
Un entorno de trabajo atractivo aumenta la productividad, pero además si la oficina estaba decorada se trabajaba un 15 % más deprisa sin errores. La productividad y el bienestar aumentaba aun más, el 30 %, si la oficina estaba personalizada por el propio usuario.
Además del diseño y configuración afectan otros aspectos como la acústica. Percibir ruidos vocales irrelevantes desciende los grados de concentración en la lectura, memorización de números y sensación de bienestar.
Pero probablemente lo peor, al menos para mí, son aquellos lugares donde se percibe que el jefe puede vigilar controlar el puesto de trabajo. Entornos panópticos. Los mismos estudios demuestran que a mayor sensación de control menor capacidad del trabajador para concentrarse.
Evidentemente en entornos de este tipo, qué capacidad se tiene de en un descanso conmutar a tu yo digital íntimo, consultar lo que escribe tu chica en facebook, o incluso ver tu cuenta bancaria sin sentir la sensación de que como te vean, piensen que estas vagueando y perdiendo el tiempo.
Yo creo que como en el mus hay que perder un poco del tiempo en causas menores para ser más productivo en los momentos importantes. También que yo como persona tengo una vida interior, y un yo digital que enriquece a mi entorno, y que las empresas deberían valorar como un activo importante, en lugar de atajarlo como un cáncer.  Evidentemente no sería de recibo que todos los días un 80 % del tiempo el trabajador estuviese conectado a su red social  pero los seres humanos somos capaces de contagiar nuestro estados de ánimo: humor, pero también la creatividad, satisfacción y productividad (Ver post anteriores en este blog ). Quizá gracias a estos factores las empresas punto como de los 90s fueran más productivas además estoy muy de acuerdo con Colón que dijo algo así como: Encuentra la felicidad en el trabajo o nunca serás feliz. Claro que estas políticas de ahorro y espacio abiertos en las oficinas no están pensadas para favorecer estos conceptos.