Estoy harto, no aguanto más, y quiero irme de aquí. Quiero que me toque la lotería primitiva y pasar de todo. ¿Quién no ha pensado esto alguna vez? hasta creo que es sano. La última vez que me asaltó este deseo  recapacite en dos temas. El primero, ¿cómo sería mi yo digital si mi yo biológico fuese asquerosamente rico?  y Segundo: caí en la cuenta que los años no pasan en balde, antes de más joven hubiese deseado venir a vivir aquí, a una gran urbe, y ahora quiero irme de ella.

Desde finales del siglo pasado parece evidente que la humanidad vivirá en grandes urbes. Es el proceso lógico del desarrollo económico y social, de hecho hoy en día más de la mitad de la población mundial habita en grandes ciudades  y en 2050 lo harán  dos tercios de la humanidad. Mi familia emigró a la ciudad buscando mejores oportunidades y lo cierto es que la metrópoli  te las da, mejor acceso a la enseñanza, universidad, centros hospitalarios, e incluso se liga más … Por el contrario no está tan claro que sea más saludable. Mayor polución, ruidos, pero sobre todo stress. Al parecer este stress es la causa de que favorece el  padecer enfermedades mentales en la ciudad, véase, el influjo de la ciudad, aquí se referencian diversos  experimentos y se pone de manifiesto como dependiendo del tamaño de la población donde vivían los probandos se activaba en distinto grado la actividad de  la amígdala cerebral habiendo una correlación casi lineal entre el tamaño de la población donde vivían y la actividad mostrada por este órgano ante el stress.

Luego por otra parte estudios realizados por Lisa Feldman Barett, del hospital General de Massachusetts, parecen demostrar que una red social bien construida protege de trastornos mentales. Lisa midió mediante resonancia magnética el tamaño de la amígdala en cuestión y comprobó que aumentaba según el tamaño del círculo de amistades.

Desde luego con él auge de las redes sociales lo que es evidente, es que el número de contactos aumenta. Eso sí, ¿está bien construido? Sinceramente creo que no, empezando por mis propias amistades digitales, y eso que pongo especial empeño  bajo parámetros no sólo de empatía sino de privacidad, confidencialidad, …

La duda que me cabe es si un buen yo digital que ayude a reforzar la red social de cada uno puede ayudarnos también a protegernos del estrés y minimizar el riesgo de enfermedades mentales, e incluso favorecer el crecimiento de la amígdala cerebral al igual que en los casos anteriores. Creo firmemente que si, pero para ello hará falta que posea herramientas sencillas que nos permita construir y manejar la red social de manera intuitiva.

Además un buen yo digital es independiente de si vivo en el campo o en la ciudad, puesto que mis círculos digitales van con él y el tiempo que tengo para interrelacionarme depende no sólo de mi, sino de ellos, y al ritmo que vamos la gran mayoría vivirá en una gran ciudad. (De hecho no hay campo ni lotería para todos) Así que no nos queda más remedio que construir buenas ciudades, (smart cities?) buenos círculos sociales (digitales?)  aunque creo que yo  a la hora de la verdad preferiré un chateo en el sentido clásico. (Antes irse de chatos era tomarse unos vinos en unos pequeños vasos como excusa para hablar de como iba la vida y otras cosas)