Y lo que ganamos. Pero hoy me ha dado por pensar en todo aquello que no quise aprender y perdí. Los grandes inventos y avances de la humanidad serían irreproducibles,fuego por ejemplo el fuego. No conozco ya a nadie que sea capaz de hacer fuego en el campo sin ayuda de herramientas. (mechero, lupas, …) y ya no es importante. Mi abuelo por ejemplo tenía su kit de pedernal yesca y demás, montaba todo tipo de bestia, conocía los vientos del lugar, y una noche de verano cuando empezó a enseñarme los nombres de las estrellas y nos miramos nos vimos cada uno de un mundo diferente.  Al ver mi cara de extrañez  debió pensar que ese niño de Madrid ya estaba perdido para la causa y corrompido por las comodidades.

maquinadeescribir.jpgRealmente pocas de las habilidades de mi abuelo me servirían en la ciudad, pero no contento con ello he ido despojándome de otros conocimientos que parecían imprescindibles en la vida de mis mayores. En cuanto toque la primera calculadora pensé que jamás tendría que hacer una cuenta con lápiz y papel, y así lo dije para disgusto de mi profesor de física.  La mecánica, no tengo ni idea de qué hacer si se rompe el coche o la moto, es más sentí una gran satisfacción al comprarme una moto donde todo estaba regido por un procesador y que me aliviaba de tener que saber del motor. Y la escritura, apenas escribo ya con la pluma, tan solo algún crisma en navidad, y qué fueron de aquellas prácticas de escritura en una máquina de escribir,  (yo ahora se las recomendaría a aquellos que quieran practicar kárate por la fuerza y destreza que adquirí en los dedos), ya no quedan máquinas de escribir, y además se escribe solo con dos dedos, los pulgares, y en móviles o tablets. De la ortografía hablamos otro día.

Intuitivamente pensaba que tenía razón al abstraerme de lo que me querían enseñar mis mayores y dedicarme a cosas más modernas. Ahora cuando insisto con mis hijos en determinadas costumbres veo la misma cara que debía tener yo. Me pregunto y me respondo, estos jodíos nativos digitales tendrán razón también. Por supuesto que sí, pero aunque sea por romanticismo seguiré insistiendo en determinadas costumbres, como en que cuando estudien lo hagan en silencio, sin oír la tele, chatear por la ipod, y en una mesa ordenada.oficina Aunque ya sé que el mundo no es así, de hecho trabajo en una pradera, con los ruidos de todos mis compañeros, atendiendo a interrupciones del móvil, y con varias ventanas disjuntas y desordenadas en la pantalla del ordenador.

Llegado a este punto solo me queda preguntarme si al menos vamos a un mundo mejor. No sé si mi abuelo pensaba que yo iba a ser más feliz, pero le debía parecer tan inevitable como a mí ahora. O a lo mejor sea cual sea el camino que tomemos siempre iremos a mejor, siempre ha habido crisis. En fin, a ver si viene alguna vez alguna involución y vemos que pasa. (por ejemplo a ver si se acaba el petróleo y nos tenemos que volver más ecológicos y más digitales, aunque seguro que aun así, es más importante montar en bici que en caballo, lo siento abuelo)

mi abuelo