Al poco de nacer mi hijo sentí la necesidad de fotografiarlo todo, ¿Qué me sucedía? ¿Quería acaso crear una memoria biográfica familiar?

En psicología la memoria autobiográfica compendia el conjunto de recuerdos y conocimientos que posemos de nosotros mismos, y es la base para construir o percibir nuestra identidad. ¿Estaba intentando crear este tipo de identidad y memoria a nivel familiar? Bueno algo conseguí, veamos las luces y sombras de tal intento.

Qué sucede, qué puede fallar. Muchas cosas.

  • Las emociones. Las emociones cimientan en gran manera los recuerdos y rara vez  eres capaz de fotografiar el momento preciso.
  • La rutina, la memoria semántica. De niños guardamos recuerdos de nuestro quinto cumpleaños, de nuestras primeras vacaciones en la playa. Con el tiempo asimilamos el  concepto, le damos significado,  generalizamos el concepto de vacaciones o cumpleaños. El recuerdo se desplaza hacia su significado. Igual ha pasado con la categorización de las fotos en las carpetas de vacaciones o cumpleaños. Ahí están esas carpetas pero ya apenas se visitan.

Más consideraciones.


  • La cantidad de recuerdos rememorados según nuestra edad
    . David Rubin de la universidad de Duke estudio este fenómeno y por ejemplo, para una persona de 50 años obtendríamos esta gráfica. La cantidad de recuerdos disminuyen en el tiempo, es decir tiene más recuerdos recientes (recuerda más cosas de hace dos años que de hace cuatro), pero estos aumentan en el periodo de los 18 a 20 años, el comienzo de su edad adulta y final de la adolescencia. Y prácticamente no hay ningún recuerdo desde los tres años hacia el nacimiento. ¿Nos pasa a todos verdad?

Consecuencia mala en aras a conseguir una memoria familiar digital. Según mis hijos entraban en la adolescencia más me costaba conseguir fotos. (Ni que fueran estrellas del rock) pero claro, ahí serán ellos los que tengan que construir su memoria autobiográfica, la personal e íntima, y la digital también.

Consecuencia buena en aras a conseguir una memoria familiar digital. Pues he creado un repositorio bien categorizado de ese periodo del que los humanos no guardamos ningún recuerdo. Claro está que esto será valioso cuando mis hijos parezcan nostalgia allá en la senectud y  probablemente lo disfruten, tres o cuatro veces, mis nietos, si  es que llegan.