Mi capacidad de interacción presencial (con mayor carga emocional) disminuye alarmantemente según maduro. ¿En todas las facetas? ¿Te pasa lo mismo? Pongamos un ejemplo, el ocio-deporte, incluso en la juventud, saliendo de la adolescencia, aún era capaz de juntarme con veintitantos para jugar al futbol (11+11+árbitro+el dueño del balón), después una decena menos para fútbol-sala, y decayendo cuatro, (a veces me arrastran para jugar al pádel), afortunadamente aún tengo un partido de squash a la semana (Sólo 2).
Pero claro, se mantiene el contacto, ahí está Facebook, con sus grupos de antiguos alumnos, de antiguos colegas de trabajo, alguna ex novieta,… y la mensajería instantánea, reconozco haber caído también en algún molesto grupo de WhatsApp, y alguna herramientilla más del momento. ¿Pero es lo mismo?
Estudios sobre la conversación humana coinciden en que está tiene una estructura que transciende a la gramática con independencia del idioma. ¿Sucede esto en la red? Veamos en una conversación se alternan los contertulios, con un intervalo de entre 200 milisegundos entre cada intervención. Todos esperamos una respuesta y rápido, o desconfiamos. Y ante cualquier duda, interrumpimos con un sonido tipo ¿eh? o un huh? Anglosajón, etc … al parecer todas las lenguas tienen un monosílabo similar para el mismo fin.
Igualito que en la red. Si escribo algo en Facebook o mando un WhatsApp al grupo de colegas no espero respuesta. A lo más algún “me gusta” o como mucho miro ahora si el WhatsApp fue leído con el doble aspa y por quién. Y desde luego la respuesta tarda más de los 200 milisegundos. Inaceptable para el antiguo mundo presencial del siglo XX. (Por cierto mientras menos nativos digitales son mis contertulios, más emoticonos me ponen cuando realmente les gusta mi WhatsApp hasta que se insensibilizan)
Un estudio de Felicia Roberts y Alexander Francis, lingüistas estadounidenses, consintió simplemente en grabar esta conversación.
– ¿Me llevas?
– Por supuesto
Cuando reprodujeron esta conversación entre sus alumnos retrasando el tiempo de respuesta, éstos estimaron que si la respuesta tardaba más de 500 milisegundos no existía voluntad alguna de llevarte de pasajero.
Evidentemente en la red, nos tenemos que olvidar de estas pistas subconscientes. Cuando antes del desarrollo masivo y popularización de la red cayó en mis manos el libro de “La comunicación no verbal” de Flora Davis, vi las puertas de como poder influir en el resto de mis congéneres a través de la comunicación cara a cara. De hecho se lo recomendé a varios amigos que no ligaban nunca. Ahora siguen sin ligar, pero obtienen todas las citas que quieren a través de portales de contactos, desde luego les va algo mejor.
Pero sigo echando de menos esas reuniones presenciales del siglo pasado. Siempre me gustó más el Mus que el Póker, probablemente porque soy socarrón, mentiroso y muy fantasma, además de tacaño. Nunca me gustó perder más de lo que tenía. Algunos de mis colegas de antaño sin embargo continúan jugando al póker, pero on-line , e incluso ganan. Pero tal cómo está la red, difícil será que se logre un Mus on line que merezca la pena. Probablemente porque faltan todas esas pequeñas diferencias emocionales.
Fdo: elgatofelino
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